lunes, 4 de junio de 2012

Contra las etiquetas

En más de una ocasión me he visto en la difícil tesitura de pensar cómo organizar la inmensa meloteca digital almacenada en mi ordenador, disco duro externo, etc. Todo ello con la simple finalidad de pensar "hoy me apetece escuchar..." y encontrar algo del estilo en un tiempo razonable. Pero hasta ahora la simple memoria (animada por el hecho de saber que nada está ahí gratuitamente) me ha servido mejor que cualquier intento organizativo. Y es que pretender poner etiquetas a la música es como intentar poner vallas al campo. La música compuesta hasta el del S XV podía muy cómodamente ser metida toda en una carpeta etiquetada "Medieval" para su posterior disfrute, pero una voz en mi interior sigue gritando que la música bizantina tiene tanto que ver con la escuela gregoriana de París tanto como Rammstein con Enya.

El problema, sin embargo, se agranda desproporcionadamente a medida que avanzamos en el tiempo y los estilos de música, se mezclan, se influencian y emergen unos de otros a un ritmo cada vez más vertiginoso. Es sorprendentemente fácil establecer una línea continua desde los primeros grupos de Blues que empezaron a introducir la percusión de los ritmos africanos en la música occidental que Estados Unidos había recibido de Europa hasta la más dura banda de Trash Metal, pero tremendamente difícil establecer las fronteras de los pasos intermedios. El Foxtrot, el Jazz o el famoso Rock sólo son una diminuta muestra del espectro. Como la luz, un espectro contínuo. ¿Dónde está el límite de velocidad de la guitarra, la frecuencia de onda exacta que distingue la voz grave de la no-tan-grave, para empezar a clasificar géneros? Hay un momento en el que todo se vuelve demasiado intuitivo.

   
Hay cuestiones evidentes. Que Metallica o Black Sabbath son Heavy Metal, nadie lo pone en duda. Pero una vez se sale del grupo o grupos que ponen el nombre, de los estandartes de un género, ¿cómo clasificar lo que los rodea? E incluso, ¿son tan parecidos entre ellos? Sorprendentemente, no:


Y qué tendrán que ver con lo que la gente habitualmente tiene como idea del Heavy Metal como por ejemplo este "Raining Blood" de Slayer:



Ay, Black Sabbath todo el mundo ha aprendido en Wikipedia que fueron los padres del Metal (y así es, con un anécdota muy interesante incluída) pero... ¿pueden por ello perder esos aires psicodélicos hippies que sobre todo en sus inicios mantenían? Por suerte para la música, no. No se distinguen tanto de, por ejemplo Fleetwood Mac aunque este gran grupo nunca sería considerado ni cercano al Metal.

De hecho, habitualmente se relaciona, por ejemplo con Supertramp, pero un grupo como éste, hippie melódico y tranquilo...


...también tiene en su evolución temas sorprendentemente rockeros como éste (con el icónico David Gilmour de Pink Floyd a la guitarra): 


Quien conozca la magnífica voz de Ella Fitzgerald, por ejemplo, no dejará de encontrar semejanzas de estilo con la inmensa Janis Joplin, pero al mismo tiempo, un oído atendo verá también que es como un eslabón perdido, una novedad técnica que después permitiría sonidos como...


Sí, como éste, System of a Down:


¿Y podremos no considerar que, en su actuación casi lunática en directo no han bebido de clásicos increíbles como Ian Anderson, líder de la increíble Jethro Tull? Si no me creéis, aquí tenéis un ejemplo, y si me creéis, no dejéis de verlo para embellecer el karma musical del mundo:


Y si a pesar de todo System of a Down sigue siendo un típico ejemplo de Alternative Metal, Metal al fin y al cabo, ¿con qué clase de criterio está eso unido a elementos típicos del Power o Folk Metal que Turisas representa paradigmáticamente? Más bien poco. O mucho, tal vez, si se ha visto la conexión de alguno de estos grupos con el mencionado Fleetwood Mac (premio al oído musical de algunos, entonces).


Del mismo modo que poco perece tener que ver con casos tan extremos con el grupo Apocalyptica, basado exclusivamente en cuatro chelos, y que sin embargo se ha ganado un espacio privilegiado en el panteón del Metal. Resulta curioso que, sin embargo, escogieran como artistas invitados para una de sus melodías a dos cantantes de grupos (HIM y The Rasmus) que los más quisquillosos clasifican como en-realidad-no-es-metal. Y que haya llegado, sin embargo, a ser una canción mítica. 

Algo sabrán ellos...



Es por esto que me gustan tan poco las etiquetas. Por lo que no puedo escribir de un estilo de música sin pensar en otro por asociación de ideas y por lo que cuando por fin alguien decide que sí, que tengo pintas de gótica integral y metalera a muerte, aparezco al día siguiente con verdes gasas indias o un sombrero rojo de los años 20. O justamente todo lo contrario. Me gusta demasiado la Música, con mayúsculas. Y aquí, desde luego, hay una buena (y variada) representación.

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